20.- Hermosa afonía.

Hermosa afonía.

Pecas mis días de muerte,
procreas generosamente
un silencio en mis ciegos pasos
y te atildas de dulce cadencia.

Siempre he llegado a percibirte,
pero he minimizado tentarte,
con la mente por el vago recelo
de perderte.

Sí mis labios desgarrados,
no estuvieran deformados;
hoy diría
lo que mañana no me daría tiempo
de suplicarte con anhelo.

Puesto que de gris se viste el cielo,
y apagada se escucha tu voz
extenuando tu afonía,
es porque he dejado de valerte
en este lugar de silencio.

Hermosa afonía,
no cortes aún las veinticuatro horas
que te quedan de conciencia desigual,
que mi corazón ya goza de tu fracaso,
clavado en un bando de sin razón
e inaprensible melancolía.






En/Inercia.
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2010.

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